martes, 6 de marzo de 2012

te he pedido que no gritaras

... y te he gritado

Te he dicho que no perdieras los nervios
... y yo los he perdido

Te he explicado que no hay que mentir
... y te he mentido

Te he contado que es difícil ser mayor
y tú me has mirado pensando

¡tampoco es fácil ser un niño!

5 comentarios:

  1. Que razón tienes. Lo bueno , si breve, dos veces bueno ... clarificador, nos hace pensar, nos ha puesto ante la realidad cotidiana.Gracias por plantearnos la importancia de la coherencia. Aprendemos mas de lo que vivimos que de las palabras .

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  2. La verdad, Luna, es que yo también entro en estas contradicciones con mis hijos...; trato siempre de ser coherente con lo que les digo y lo que hago....pero, de vez en cuando, no lo consigo...¡y ellos-pobrecitos-"lo pagan"!. Finalmente, trato de reparar mis errores pidiéndoles perdón...; eso también es importante aprenderlo...
    Un abrazo fuerte

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  3. Todo esto me pasó a mí el sábado con el pequeño: ambos teníamos un mal día pero yo como adulta tenía que haberme dado cuenta y no seguir elevando el tono, siendo así imposible que él lo bajase.
    Educar es complicado y como dice Laura, que importante es pedirles perdón.
    Besote

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  4. Este es nuestro pan del día a día... No te sientas mal por cómo actuaste, todavía no hemos alcanzado la sabiduría plena para controlar tantas variables.
    Como bien dicen por arriba, el perdón es universal, a cualquier edad y bajo cualquier circunstancia, el perdón se comprende, respeta, acepta y agradece. Y sirve de ejemplo.
    Entre mis muchos defectos, yo también dispongo del grito, que aunque haya ido avisando que voy a ponerme a gritar, y no se haya percatado nadie, sigue siendo grito al fin y al cabo, y defecto igualmente. Suelo tener un compañero de vida que por suerte o esmero no es de gritar, con lo que le pido que me ayude a intervenir cuando mi descontrol empiece a dar muestras de aparecer... No puedo controlarme, lo sé, es difícil cuando una lo "mamó", pero sí puedo pedir ayuda, y considero positivo el uso del perdón.
    Un fuerte besazo! y un achuchón cargado de comprensión!

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  5. Lo importante cuando fallamos es ser humildes y saber pedir perdón.
    También es una buena lección para transmitir a nuestros hijos.

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