No estaría aquí

No estaría aquí. Haría mucho tiempo que se habría marchado.

Le miro y cuando le veo no puedo dejar de pensar  que hay personas buenas en el  mundo … que son buenas hasta cuando dejan de estar aquí, que nos dejan su herencia y su legado y lo hacen en forma de ejemplo.

A él le faltaba un hígado, uno nuevo que sustituyera al suyo, al que venía de serie y había decidido dejar de funcionar. 
Los hígados, los corazones, los riñones ...  no se compran ni se venden.  Hay cosas que –afortunadamente- el dinero todavía no puede comprar.

A ella, le sobraba todo … había dejado su vida en un accidente, había truncado sus esperanzas, había dejado una familia rota, había volado pero, antes de volar,  cuando ni siquiera podía imaginar cuál sería su final, había decidido regalar lo más importante que tenemos.  Había guardado su vida, la había repartido, había hecho perdurar su recuerdo.

Él tiene ahora dos cumpleaños porque su vida ha empezado dos veces y ella, ella dejó una llama encendida porque aunque voló dejó aquí parte de su vida.

Con mi homenaje a todas las personas generosas que deciden donar vida




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