miércoles, 11 de abril de 2012

el olvido

Lleva su camisa más nueva, la chaqueta bien planchada y su corbata de rayas.
Huele algo fuerte, a colonia de siempre, y camina despacio por la sala.
Su mirada vacilante mira ya en dirección hacia la puerta: no tardarán, deben de estar ya muy cerca.

Para hacer más corta la espera comienza a dar vueltas a la estancia, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda y cuenta las baldosas y los desconchones de la pared y descubre en una esquina una olvidada moneda.

Y, de vez en cuando, vuelve a mirar a la puerta: qué raro que no lleguen, piensa.

Ha pasado mucho tiempo, -demasiado-, ya no puede seguir contando las baldosas, sus pies están cansados, no le llevan las piernas.
Desde la otra punta de la sala, una lágrima se asoma en los ojos de ella, porque no puede volver a ver un domingo, ¡otro más!, la misma escena.

Se acerca a buscarle. Ya no huele la colonia, ya no está tan planchada la chaqueta. Le coge con cariño del brazo y le habla despacito, con voz queda: no habrán podido venir, ya sabes que están muy ocupados.
Y le acompaña a su habitación  para que pueda llorar tranquilo, para que ahogue su amargura, para que como cada domingo, vuelva a pensar excusas para justificar el olvido.


Foto:Source: google.com via Alondra on Pinterest

8 comentarios:

  1. Qué triste... qué bien escrito está, qué tristeza me ha dado.

    ResponderEliminar
  2. No me puedo creer que algún día llegaremos a vivir lo relatado. ¡Qué tristeza! ¡Qué injusta es la vida! Toda una vida de dedicación para y por los hijos para caer en el olvido... Me cuesta creerlo.

    ResponderEliminar
  3. No sé si son las palabras que en tus manos adquieren tales matices... o si son la concatenación de las mismas las que otorgan tales sensaciones...
    Pero simplemente el conjunto es transmisor inmejorable de pensamientos que en la distancia y en desconocidos recibimos como si estuviéramos frente a frente.
    Hoy ha resultado tristemente profundo, pero de forma limpia, sin dolor; con la aceptación de quien conoce a alguien que espera, con el saber que también es palabra de consuelo, y con el deseo de nunca llegar a ser el esperado...
    Besitos mil!

    ResponderEliminar
  4. Me han salido unas lágrimas porque creo que es una de las cosas más tristes que le puede pasar a una persona: ser olvidada.
    Que nos sirva para reflexionar...
    Besos

    ResponderEliminar
  5. Ay, qué lástima por Dios...qué nudo en la garganta...

    Un beso.

    ResponderEliminar
  6. En ocasiones con muy poco hacemos felices a los demás, una mirada, una sonrisa, un guiño, ... una visita, son detalles o pequeños esfuerzos que a los demás les llena su vida.
    Gracias por tu escritos , como las rosas ( y sus espinas) nos sitúan en lo cotidiano.

    ResponderEliminar
  7. Q penita...
    A mi tb me has arrancado una lagrima
    Y, como siempre, las imagenes que eliges para acompañar tus historias, perfectas
    Leire

    ResponderEliminar
  8. Me encantan vuestros comentarios y me gustaría responder a cada uno de ellos pero ¡ains, también tengo que dormir!
    De verdad es muy agradable saber que estáis ahí. Gracias como siempre :))

    ResponderEliminar

gracias por participar!