viernes, 24 de febrero de 2012

¿De verdad quieres ir a esquiar?


Si, se trata de pasar un día en plena naturaleza y practicar el deporte blanco y el plan suena bien, pero que muy bien ... hasta que empiezas a pensar en los "pequeños detalles":

Si vives lejos de las pistas tendrás que organizar al menos un fin de semana en el destino  y por lo tanto preparar una maleta -¡qué digo una, más bien dos ... o tres!, con el equipamiento para toda la prole versión "va a hacer mucho frío aunque en el hotel hará muuucho calor"

Si vives relativamente cerca ... solo tendrás que darte un madrugón (uno más a sumar a los de toda la semana) y despertar con dulzura a los chicos que en ese momento no tienen muy claro que prefieran esquiar a seguir plácidamente durmiendo ..y la dulzura les va a traer sin cuidado

Superado este primer escollo y puestos ya en pistas, lo normal es que:

  -Las botas les aprieten a todos (si, esas mismas botas que cinco minutos antes, al probárselas en la tienda de alquiler les iban perfectas)

  -El casco parece que también se ha encogido y hay que regularlo una, dos ... y hasta cinco veces, amén de ayudarles a colocárselo con toda la suavidad de la que somos capaces para evitar que sus delicadas orejas sufran ... y nuestros delicados oídos también

  -Los esquís y los palos ... pesan  pero ¡no se trasladan solos desde el aparcamiento hasta el remonte!
Hay que aguantar estoicamente las peticiones de ayuda y poner cara de   "no, yo no soy un porteador" para evitar cargar con tres pares de esquíes, seis palos, una mochila y un niño agarrado a ti por no se sabe donde

  -Haga frío ...y las quejas y los lamentos sean un clamor

  -Haga calor ... y los peques quieran desprenderse de las cinco capas de abrigo con las que les hemos pertrechado

Si conseguimos pasar también esta segunda fase, aguantar la cola con buen humor, relajarnos en la silla y llegar al punto de salida ¡la cosa funciona!

Si vamos con niños es absolutamente recomendable que hagan unas horitas de clase -para los adultos también, que no es lo mismo bajar que tener consciencia de cómo hacerlo-.
Cuando el monitor recoge a los chicos y nos despedimos ...¡ hasta dentro de dos horas!, surgirán en nosotros sentimientos encontrados: la cafetería nos estará llamando a gritos, las pistas, también.
Tampoco hay que obsesionarse con exprimir el fortfait (si, ese que nos ha costado un ojo de la cara), así que nos damos el gusto del cafecito caliente y ¡a esquiar!

Durante la jornada sólo pueden ocurrir algunos pequeños incidentes: caídas, "cruces de cables", pérdidas de material (¿por qué siempre falta un guante??), incapacidad para localizar  los esquíes  (¿por qué hay tantos apilados en tan poco espacio??), negativas a ser embadurnados de crema, ataques de hambre, ataques de sed, pises (o cosas peores) urgentes en medio de la pista ...

Pero, aparte de todos esos incidentes, hay algunos momentos mágicos que compensan: los avances de los chicos, el paisaje ¡inmenso! que nos envuelve, las conversaciones en la parada del almuerzo, las botas desabrochadas, los mofletes encendidos, las miradas brillantes y risueñas ... y la foto de papá pato y mamá pato bajando con sus patitos (aunque en algunos casos la foto sea más bien los patitos y papá pato bajando con la mamá pato-sa  ;P)

Y al final, respondo que sí, que de verdad ¡queremos ir a esquiar!


*Imprescindible: ¡la lista de lo que necesitamos!. Hay que tenerla ... y consultarla cuando nos estemos preparando para la aventura  (si los niños están en edad de no pagar el fortfait será una pena que no podamos acreditarlo por habernos dejado su DNI, si somos familia numerosa, hay que llevar el carné.
Da mucha rabia dejarse los calcetines técnicos .. y tener que comprar unos en pistas a precio ..de pistas y podría seguir pero es que no quiero quitaros las ganas :)

¡A disfrutar!





1 comentario:

  1. Jajaja, yo siempre digo que agraciada me doy porque mi hijo sea amante de todo tipo de deporte de plebe como somos, entiéndase que no estilamos ni esquí, ni golf, ni hípica...
    Porque servidora y los deportes tienen una relación amor-odio como hija de profesores de E.F. que soy (y sufrí en la adolescencia)
    Eso sí, en esta vida hay que probar de todo (o casi todo, jejeje) con lo que efectivamente, también probamos el esquí.
    Corroboro totalmente tema botas... para mí lo más insufrible por lo que he tenido que pasar (viví cesárea con lo que parir no sé lo que es...)No duele un ratito, ni dos... ¡duele hasta un par de días después de volver!
    Mi marido acabó lesionado (si es que los deportes no están hechos para informáticos, jejeje) y yo disfruté el último día de la semana como una enana bajando ya tipo slalom... pero vamos, que prefiero ir con botas de montaña a tomar café y tomar rayos de sol en la terraza de la plataforma...
    Ahora que pienso... ¿dónde tengo las fotos de aquellas vacaciones? Besitos! Te sigo leyendo! ✿

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