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Se portan muy bien asegura y ¡es que no les queda mas remedio!. Aquí hay lo que hay: mucho trabajo, poco tiempo pero, sobretodo, un padre que las quiere y sabe que son lo mejor que tiene.
Ha aceptado -que no superado- la falta y aunque el hueco que ella dejó sigue igual de grande y de profundo, él decidió desde el mismo instante en que le dijo adiós y le dio el último beso, -ese al que ella ya no pudo corresponder- que no habría espacio para la pena ni el desánimo, que no podía ceder, que no había mas camino que mirar hacia delante.
Ha pasado un año y ellas han crecido: son más altas pero sobretodo más maduras.
Él también ha crecido: sonríe, sonríe y casi nos ciega con esa sonrisa.
"Aunque me diera golpes contra una pared, ella no volvería" nos dice pero, lejos de hablar con amargura, vuelve al relato de su vida diaria entre lavadoras, comidas, deberes y trabajo organizado para poder estar con sus chicas.
Nos muestra orgulloso a su "niña pequeña" (9 años) para que veamos lo guapa que está y ¡hay tanta magia en esas miradas! que nosotros también esbozamos una gran sonrisa
No se ni que decir porque tengo los pelos de punta y un bolo en la garganta...
ResponderEliminarUn beso
¡Nunca sabes lo fuerte que eres o puedes ser hasta que la vida te obliga a ello! Cuando he leido esta mañana (no se ha guardado mi comentario) el post se me han caido las lágrimas. ¡Ánimo al papá y a las niñas! y a tí por tus escritos.
ResponderEliminarsnif !! que bien escribes niña, yo estoy con la lagrima fuera !!
ResponderEliminarBesos
Perdonad que he transmitido aquí demasiado sentimiento pero mi "mirada" fue de absoluta admiración y también de tranquilidad al ver como está gestionando su vida esta familia. Como dice M. nunca sabes lo fuerte que puedes llegar a ser pero a mi me sigue admirando la entereza de muchas personas que nos encontramos cada día.
ResponderEliminar¡Solo quería reflejar eso!
Muchísimas gracias como siempre por los comentarios :)