el viaje a ninguna parte

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es ese viaje que se inicia en la cocina, mientras das la vuelta a la comida con la cuchara de palo.

Tu cabeza también da vueltas -sin necesidad de cuchara- y de repente recuerdas que te has dejado la plancha encendida.
Sales a la carrera esperando encontrar a los bomberos en la puerta de tu casa ... pero no, ¡solo hay una camisa chamuscada!.

Una vez arreglado el desaguisado vuelves camino de la cocina y, al pasar por el baño, ves que te has olvidado de recoger el pañal del niño (si, ese que no huele a rosas precisamente), entras a buscarlo y de paso cambias la toalla que llevarás al cubo de la ropa sucia (que no está en la cocina, sino en el otro baño)

Al pasar por tu habitación  aprovechas para volver a alisar el edredón de la cama sobre el que seguro ha saltado alguno de tus hijos y recoges dos playmobil del suelo. Para alisar el edredón y recoger los playmobil te desprendes del pañal -ese que está pidiendo a gritos que lo lleves a la basura-
Echas por fin la toalla al cubo de la ropa sucia e intentas volver a  la cocina  pero te das cuenta  de que la lavadora ha terminado, así que mejor salir a la terraza a tender para que no se arrugue demasiado.

Tiendes, sacas un par de hierbas de la triste maceta que te observa, vuelves sobre tus pasos a recoger el pañal que sigue abandonado y, finalmente, consigues regresar a la cocina... donde el guiso huele también a chamuscado.

Esta semana ¡nada de viajes a ninguna parte!,
una cosa después de otra, please :))