-¡no puedo, es imposible! -dice
Después de esa frase lapidaria, se para. El mundo está en silencio, nadie replica.
Y, finalmente, él mismo busca nuevas alternativas: ¡no, no hay nada imposible, ensayaré y ensayaré hasta que me salga!.
A su lado, alguien respira.
Los dedos todavía infantiles se deslizan por el piano, suena "La corriente cristalina".
Y, quien la escucha, siente en cada una de sus notas la más dulce de todas las melodías.
¿Sabes que yo toqué el violín hasta los 16 años? pues anda que no habré dicho yo veces esa frase¡¡¡ pero al final a base de ensayar y ensayar acababa saliendo...
ResponderEliminarUn besazo y buen fin de semana guapa
Como me gusta !!!, lo veo y lo siento, mas que leerlo...
ResponderEliminarYo hasta puedo ver el revoloteo de los dedos infantiles haciendo magia musical..
ResponderEliminar:)
Un besito, luna
Dulce y sensible. Como él. Seguiremos trabajando y, sobretodo, disfrutando.
ResponderEliminar