La he observado mientras se marchaba silenciosa y discreta.
Iba muy cargada, con una montaña de peso a su espalda, con alimento para mantener a toda su familia.
La he visto acercarse a la entrada de su casa y me ha parecido adivinarle una sonrisa.
Me he sentido un gigante mirando a la hormiga.
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Algunas veces he seguido el camino de las hormigas sólo para ver hasta donde van y vaya que recorren grandes distancias, se ven tan fuertes llevando tanto peso a sus espaldas pequeñas. Es de esas ocasiones en que alguien pequeño nos enseña grandes cosas.
ResponderEliminarYo también me he detenido a veces a contemplarlas...me parecen trabajadoras incansables, son sin duda muy grandes a pesar de ser pequeñas!!!!
ResponderEliminarbuen comienzo de semana
Lo malo es que últimamente hay demasiadas hormigas y los gigantes que las observan cada vez son más inmensos y poderosos.
ResponderEliminarUn besazo muy grande
Es curioso el acto de observar… lo que piensas y te imaginas… sean animales o personas…
ResponderEliminarYo viéndolas, a las hormigas, me siento mas una enanita que un gigante. Sortean las dificultades sin desfallecer.
ResponderEliminarUn abrazo
Me gusta mucho observar a las hormigas y su capacidad de trabajo me hace sentirme muyyyy pequeñita.
ResponderEliminarGracias por seguir escribiendo.
Es una metáfora que utilizo mucho con mi hijo, para que vea la inmensidad del mundo que lo rodea, y cómo las cosas pequeñitas tienen su labor en el movimiento del mismo.
ResponderEliminarMe gusta saber de tus pensamientos! ♥